BRETAÑA 2014: Mont St. Michel






Tengo que decir que arquitectura románica y gótica, monasterios, abadías, conventos, etc., he visto bastantes a lo largo de mi vida. Nada anterior es comparable con la abadía de Mont St. Michel en el norte de Bretaña.
El emplazamiento es especial y el abigarramiento de construcciones medievales, superpuestas en niveles diversos, de una complejidad arquitectónica enorme, dice mucho de los constructores medievales.
Está datada la primera construcción religiosa sobre este peñasco de 82 metros de altura en el siglo VIII, en 708, con una capilla dedicada al arcángel San Miguel y las típicas crónicas religiosas de su duelo con el demonio al que, por supuesto, venció y pisoteó como queda reflejado en diversas imágenes. 
Esta capilla, un oratorio, una iglesia carolingia y otra románica que ocuparon el espacio en los cinco siglos posteriores fueron dando paso al impresionante conjunto gótico actual, construido entre los siglos XII y XVI.
Se realiza un itinerario perfectamente señalizado en el cual con tanta cripta, salas abovedadas, naves de gruesos o esbeltos pilares (según que estés más bajo o más alto), escaleras que subes, escaleras que bajas, el claustro, refectorios, las terrazas, etc., acabas sin saber donde estás. Eso sí, no defrauda en absoluto y merece la pena la visita, por supuesto, a ser posible, fuera de los meses de verano para recorrer las salas y las calles anteriores a la abadía, en la parte baja del monte, con menos agobio.
St. Michel no es sólo la impresionante mole arquitectónica que se encuentra en la roca sino que es el enclave tan espectacular donde se ubica con una vistas únicas. Se encuentra en una zona de costa arenosa y muy llana en donde actúan unas potentes mareas, con el resultado de que, según la hora del día o de la noche, la roca queda rodeada de una lámina de agua que la convierte en una isla, salvo por la vía de acceso que, actualmente, están construyendo más alta.
Resulta curioso en horas de marea baja y de día ver por el inmenso y húmedo arenal ver venir docenas de peregrinos que acceden al santuario caminando casi casi sobre las aguas.
Termino comentando que St. Michel se encuentra en el límite costero justo entre Normandía (al este) y Bretaña al oeste. Tanto justo es el límite que según por donde le dé por desembocar en la bahía al río Cousenon, en función de las fuertes borrascas de la zona, el límite cambia, aunque se acepta actualmente la convención de que el monte se encuentra en territorio bretón.
   

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